Patricia Briseño
Oaxaca, Oax., 30 de octubre del 2014.- “Es indignante saber que en aquella noche, mi hijo estuvo punto de morir asfixiado porque militares –como se lo dije al presidente- impidieron la atención inmediata en un hospital”, denunció Nicolás Andrés Juan, padre del estudiante normalista de origen oaxaqueño.
Durante su participación en la conferencia de prensa junto con los familiares de los normalistas desaparecidos y fallecidos, el padre del alumno herido de un balazo se sumó al reclamo de que el gobierno federal no ha dado los resultados en la búsqueda de 43 jóvenes.
Tras reunirse cinco horas en Los Pinos con Peña Nieto, consideró que padres y madres estarán satisfechos hasta que los presenten a sus estudiantes con vida.
Andrés Juan mencionó el caso del joven Aldo Gutiérrez Solano, postrado en estado de coma, víctima de un impacto de bala.
“Creemos que esos compromisos del Presidente no son suficientes. No cumplió las expectativas”.
“Es más de lo mismo”, subrayó el profesor zapoteco.
Al igual que los demás familiares de los desaparecidos, dijo no confía con lo expresado por mandatario.
Lamentablemente, dijo, “nunca nos imaginamos como padres de familia que en nuestro país sucedieran estas cosas. Hoy lo estamos viviendo en carne propia “, dijo.
Otro padre señaló que la incertidumbre genera un dolor que crece porque no hay respuestas concretas del gobierno federal.
“Son ya 33 días de sufrimiento para nosotros y no hay respuestas. Tal parece que se burlan de nosotros”, mencionó Epifanio Álvarez, padre de otro de los desaparecidos.
En su oportunidad, otro padre, Emiliano Navarrete, acusó que en el caso Iguala las autoridades han huido como “las ratas que son”.
David Flores, del Comité Estudiantil de Ayotzinapa, acusó que sólo han recibido promesas de las autoridades, incluido el Presidente.
Los familiares de los normalistas desaparecidos llegaron al filo de las 21:30 horas al Centro Pro de Derechos Humanos.
Escoltados por dos camionetas y dos patrullas de la Gendarmería federal, así como por un elemento en motocicleta y una unidad de la Secretaría de seguridad Pública del Distrito Federal, cuatro autobuses de pasajeros arribaron al inmueble de Serapio Rendón.
De las unidades descendieron alrededor de 50 personas entre familiares, normalistas y miembros de organizaciones sociales.
El descenso de los camiones duró alrededor de 10 minutos, durante los cuales observadores de derechos humanos y activistas formaron una valla humana para resguardar a los recién llegados hasta la entrada alterna del Centro Pro.