Maromeros buscan preservar esta práctica de los pueblos originarios de México

Patricia Briseño / Foto: Especiales

OAXACA, Oax. Preservar la danza de la maroma en sus diversos estilos regionales y fortalecer su práctica entre las nuevas generaciones son los principales objetivos del Colectivo Plural e Independiente de Maromeros en México, integrado por indígenas y mestizos, practicantes mixes (ayuujk), nahuas, mixtecos, zapotecos y chinantecos, de Oaxaca, Veracruz, Guerrero, Puebla y Ciudad de México.

“(A la maroma) se le ha asimilado al circo. Si bien ha habido contribuciones entre ambos desde la época virreinal y aunque tengan puntos de encuentro en la acrobacia, son distintos. Eso que llaman circo indígena o circo comunitario no es así. No todos los acróbatas son maromeros, quienes son los que danzan en la cuerda”, precisó Charlotte Pescayre, fundadora e integrante del colectivo.

En entrevista, la doctoranda en Etnología por la Universidad de París Nanterre y en Estudios Mesoamericanos por la UNAM reconoció a las comunidades mixtecas por su generosidad, pues están conscientes de que en los últimos años se les ha dado visibilidad en la danza maromera de sus pueblos, pero ellos mismos se han encargado de precisar que existe una diversidad, «por lo que trabajan en red para mostrar las variantes y los diferentes estilos regionales que hay en el sur de México”.

En 2016 nació el proyecto Correspondencias Maromeras, el cual ha enlazado a más de 100 maromeros de Oaxaca, Veracruz, Guerrero y Puebla para dialogar, intercambiar experiencias y conocimientos, fortalecer la unión e impulsar la formación y la práctica de esta expresión cultural. Posteriormente, el proyecto también dio forma al Colectivo Plural e Independiente de Maromeros en México, Correspondencias Maromeras A.C.

En la organización civil se reúnen artistas maromeros de Zitlala (Guerrero); Santa Teresa Sochiapan (Veracruz); Transatlancirque (CDMX); de Santa Rosa Caxtlahuaca, Juxtlahuaca, trapecistas de Tlahuitoltepec, maromeros Temextitlan, San Pedro Yolox (Oaxaca), entre varios, “con el interés de preservar esta tradicional actividad acrobática en sus diversos estilos regionales y fortalecer su práctica entre las nuevas generaciones”, refirió  Pescayre, investigadora franco-mexicana y autora de diversas publicaciones académicas sobre el tema.

DATO
“Maroma” proviene del árabe “mabruma”, que refiere a la cuerda vegetal, torcida o retorcida y dio nombre a la danza que se realiza en ella: la de maromeros.

Es una disciplina poco conocida y valorada en México, pese a tener un profundo arraigo en Mesoamérica. Mientras en otros países es común ver figuras femeninas sobre la cuerda, en México la practican mayoritariamente los hombres.

Se trata de una expresión espectacular, ritual y festiva ejecutada por artistas campesinos indígenas y mestizos en las regiones rurales del sur de México con dos fines: religioso y agrícola. Incluye acróbatas, equilibristas, payasos, trapecistas, músicos y se lleva a cabo durante las fiestas patronales de Oaxaca, Guerrero, Puebla y Veracruz.

Permite la cohesión social de los pueblos que la practican al ser una celebración comunitaria. Ser maromero implica gran respeto: al cumplir con los ayunos, con el tequio comunitario, danzar para el santo patrón y subirse a la cuerda.

“Sacar la Maroma de su contexto equivale a distorsionarla”, alerta Pescayre, quien agrega que esta práctica tiene un significado distinto según cada pueblo, aunque “hay un simbolismo entre el cielo, la tierra y el inframundo siempre presente en las culturas mesoamericanas”.

Por ejemplo, entre los nahuas de Guerrero se inscribe en las danzas hechas en fiestas importantes que responden al ciclo agrícola para pedir lluvia y cruzar la cuerda simboliza el paso por el purgatorio, mientras entre los zapotecos del sur de Veracruz obedece a una fiesta para agradecer a la virgen por las cosechas.

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