Foto: Jorge Luis Plata / Luz Palacios: texto
OAXACA, Oax. El Día de Muertos en México está lleno de costumbres, pero en Oaxaca esta fiesta que celebra a quienes han partido está llena de sabores, olores, colores, aquí, hasta el viento es diferente, este huele a tierra, a flores, a mole, a pan, chocolate, con un frío que se siente en la cara, en el cuerpo.
Esta tradición milenaria tiene un solo propósito: recordar a los que ya no están con nosotros, a los que como se dice en Oaxaca, se nos adelantaron en el camino., esta festividad inicia desde el 31 de octubre con la llegada de los angelitos, ellos regresan para convivir con los vivos, en medio de fiesta, música, comida y altares, tapetes que decoran Oaxaca hasta el al 2 de noviembre.






El 31 de octubre se espera la llegada de los niños fallecidos no bautizados. El 1 y 2 de noviembre, Día de Muertos (o Día de Todos los Santos) y Día de los Fieles Difuntos, respectivamente.
En estas fechas no pueden faltar las comparsas., se dice que las almas del purgatorio salen durante el Día de Muertos para vagar sin rumbo, entonces la gente se disfraza y recorre las calles, mientras se baila al ritmo de banda.
Es así como las y los oaxaqueños desde antes del 31 de octubre se preparan para comprar lo necesario para armar los altares, con flor de borla, cresta de gallo o cempasúchil, los rituales, en general, se enfocan en preparar los materiales que se emplearán en el altar y las ofrendas, en tanto, espacios como el Centro Histórico de la capital oaxaqueña evoca la celebración de Día de Muertos con vistosos adornos que dan cuenta de las tradiciones y las manos mágicas de los artistas populares.